Cardiólogo clínico en Hospital General Universitario Dr. Balmis Alicante y coordinador del programa de rehabilitación cardiaca en insuficiencia cardíaca
El ejercicio físico requiere de un aumento de la demanda muscular energética, para lo cuál necesita un aumento de los sustratos metabólicos necesarios para producir energía y de oxígeno para poder utilizarlos. Para eso, el sistema cardiovascular pone en marcha una serie de mecanismos como el incremento en la frecuencia cardiaca y presión arterial, una reducción de las resistencias vasculares y un aumento del retorno venoso, con lo que aumenta el gasto cardiaco de forma proporcional al incremento del esfuerzo. A su vez se incrementa también la ventilación, tanto por aumento del volumen como la frecuencia respiratoria.
En una prueba de esfuerzo convencional únicamente se pueden monitorizar las respuestas cardiovasculares de frecuencia cardiaca y presión arterial, además de la monitorización contínua del electrocardiograma. En una prueba de esfuerzo cardiopulmonar, además se va a registrar en tiempo real la respiración y se mide la cantidad de O2 y CO2 en tiempo real, con lo que la cantidad de información disponible hace que sea la prueba recomendada no solo en deportistas sino también en la evaluación de pacientes con patologías cardiacas o pulmonares que van a iniciar un programa de ejercicio.
La ergoespirometría tradicionalmente se ha utilizado en la planificación de la práctica deportiva para la obtención de los umbrales ventilatorios. Si se realizan mediciones de lactato durante la prueba, también se podrán obtener umbrales de lactato, aunque los protocolos son diferentes.
Brevemente, los umbrales ventilatorios lo que detectan son cambios fisiológicos que ocurren en el organismo en respuesta a la intensidad del esfuerzo y los requerimientos energéticos de los músculos. Con bajas cargas de esfuerzo, las mitocondrias utilizan preferentemente las grasas como sustrato energético mediante el catabolismo aeróbico (precisa de oxígeno), junto con el metabolismo también aeróbico de la glucosa. Conforme aumenta la intensidad del ejercicio y las necesidades energéticas, los hidratos de carbono pasan a ser el sustrato preferente y hay un cambio desde el metabolismo aeróbico al anaeróbico. El primer umbral respiratorio aparece en ésta primera zona de transición entre los metabolismos aeróbico y anaeróbico y se detecta gracias a las adaptaciones ventilatorias que aparecen. El segundo umbral aparece cuando ya no es posible mantener el metabolismo aeróbico y toda la energía se consigue con el metabolismo anaeróbico, lo que origina una mayor producción de CO2, de lactato y una disminución progresiva del pH sanguíneo.
Sabiendo estos dos umbrales, se pueden definir las zonas de entrenamiento, pero si únicamente nos quedamos en eso, estamos perdiendo mucha información relevante.
En resumen, la prueba de esfuerzo cardiorrespiratoria o ergoespirometría es una prueba de gran utilidad y que va más allá de su ámbito deportivo como guía para detectar umbrales y programar entrenamientos. La información que podemos obtener puede desenmascarar problemas cardíacos o pulmonares y de ahí la importancia de que la persona que supervise la prueba tenga amplios conocimientos en la interpretación, no solo del ECG sino también de todos los datos obtenidos mediante el análisis de los gases espirados.